YO VOTO PETRO Y SANTURBÁN

YO VOTO PETRO Y SANTURBÁN

“Si Duque es el presidente, Santurbán pasará de laguna a desierto, nuestras ciudades se convertirán en territorios prohibidos y nosotros iremos de vivos a muertos en un abrir y cerrar de ojos.”

En febrero, al empezar las campañas políticas por la presidencia, la esposa de un amigo le pidió a éste comprar el formato de aviso de venta de inmuebles más grande posible. La razón de ella, para su imprevista petición, fue la posibilidad de que ganara Petro y nos volviéramos como Venezuela, donde los predios perdieron su valor y, además, nadie los compra.

El hombre adquirió el aviso y le escribió el número telefónico en tamaño familiar. Esta publicidad, sin embargo, durmió sobre la cama del cuarto de huéspedes hasta el sábado pasado cuando ella, preocupada, le dijo: “Gordito, ¡pongamos esos avisos ya!”. Él, emocionado porque es petrista, le preguntó si estaba segura de la victoria del líder de la Colombia Humana. “Ojalá gane Gustavito, Dios quiera, pero me asusta que los ciegos de esta ciudad, y de este país, hagan presidente al Duque”, respondió la flaca dejando a mi obeso amigo fuera de base.

“No entiendo nada”, dijo él, mientras se sentaba en el sillón a oír la explicación de su mujer quien, sin preámbulo, empezó a decir: “Mira, gordo cegatón, si gana Duque hay que vender porque esta y muchas otras ciudades serán invivibles, o ¿crees que aquí quedará alguien cuando se empiecen a ver personas intoxicadas, con dificultad para respirar, con temblores, irritabilidad, enloquecidos (por daños en el cerebro) y con falla renal, que produce una muerte terrible? ¿Crees que habrá alguien que quiera invertir en Bucaramanga, Cúcuta, Pamplona y casi 50 municipios más de los Santanderes, si los niños empiezan a desarrollar retardos mentales y físicos, o si comienzan a convulsionar, a volverse ciegos y a no ser capaces de hablar?”

La flaca paró, tomó aire, bebió agua, y continuó: “Todo eso pasaría por efecto del mercurio, el cianuro y otros químicos que se utilizarían en la explotación minera de Santurbán, pero, además del aire inservible y los suelos estériles, nos quedaremos sin agua, ni siquiera envenenada, porque con esa maldita explotación del oro acabarán con el páramo de Santurbán ¿Crees que por estas tierras volverá alguien que no sea sino para enfermar y morir en las condiciones más terribles?”

Dicho esto, la mujer cayó exánime en el sofá. El gordo, para reconfortarla, solo atinó a decirle: “Flaquita, tranquila, eso no pasará, las cosas no serán tan terribles, gane Duque o Petro todo se arreglará, siempre es así”.

La estrategia de mi amigo no funcionó, la flaca, investida del bravo espíritu santandereano, se levantó, acercó su cara a la del gordito y le pronunció este discurso: “Así es como piensan todos, gordito tonto, que no pasará nada, que las cosas se arreglarán solas, que da lo mismo adelante que atrás. Ya te imagino, también, cuando el daño esté hecho, diciendo lo de todos los irresponsables: Flaquita, tranqui, ´esa fue la voluntad del Señor, así lo quiso Dios´. Pues no, todo eso pasará si gana Duque porque desde hace años promueve las explotaciones mineras y no dudo un instante en que, con este señor de presidente, Santurbán pasará de laguna a desierto, nuestras ciudades se convertirán en territorios prohibidos y nosotros iremos de vivos a muertos en un abrir y cerrar de ojos.”

Dicho esto, agarró el ´Se Vende´ y se lo pasó al gordo por la cara, diciéndole: “Mire mano, Petro, en su primera visita a Bucaramanga, dijo en la Plaza Galán que si es presidente no autorizaría la extracción del oro en Santurbán y, ayer, en el Chicamocha, volvió a ratificarlo por escrito comprometiéndose con todos nosotros mediante un ´compromiso sagrado de proteger y preservar el páramo´, el agua de la ciudad y de los municipios de los dos Santanderes que se benefician de él”.

Finalmente, tiró el aviso y apretándole los cachetes, remató su faena diciéndole: “¿Le quedó claro gordito, o se lo explico con plastilina? Lo que tenemos que hacer, usted, yo, y todos los habitantes de estos pueblos hermosos, si no queremos sufrir las consecuencias de una riqueza que jamás disfrutaremos y que solo nos dejaría pobreza, enfermedad y muerte, es saber escoger: con el de Uribe, se envenenarán y acabarán nuestras aguas, aires, suelos y vidas; con el de la Colombia Humana, se protegerán. El domingo, la decisión es clara: Petro es vida y Duque es muerte. ¡Así de sencillo!”

Bucaramanga, junio 11 de 2018

Fotografía Santurbán de Mauricio Olaya

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